La persecución silenciosa, los hijos vetados en el paraíso comunista chino.

La persecución silenciosa, en el paraíso comunista chino.

Hijos y violación de los derechos humanos.

Cuenta Nacional Geographic en su edición de septiembre de 2006 una historia que parece de hace más de cincuenta años. Una historia de falta de libertad en el paraíso comunista chino. Un paraíso que se abre al capitalismo económico desde el control férreo del Partido. Quizá estemos ante un nuevo modelo: un pueblo esclavizado y unos líderes capitalistas que juegan al mercado.

Pero leamos lo que nos dice la revista, porque es, sencillamente, un testimonio humano: “De regreso en la habitación del Edificio 8-1, Li Zhoungxu se frota las manos hinchadas tras otro día de infructuosa búsqueda de trabajo. Este mecánico de 41 años perdió su empleo en la Fábrica de Punto nº 3 en 2001. (A su mujer, Liu Yaqin, la echaron cuatro años antes de una compañía farmacéutica por incumplir la política nacional del hijo único; tras haber tenido una niña, decidió traer al mundo a su segundo vástago, un chico, en vez de abortar). La familia, que creció con la seguridad de una casa, educación y asistencia médica a cargo de las fábricas, sobrevive gracias a un subsidio mensual de 17 dólares”.

El edificio en el que viven está desahuciado y ellos se resisten a desalojar su hogar. Estarían condenados a sufrir en la calle el rigor del invierno.

Este texto es sólo una muestra de “la conspiración del silencio”. Aquí, ante el poderío asiático, ante el mercado asiático, ante el compañero y colega asiático, que se sienta en la ONU con derecho a veto, no vale decir: señores estáis violando los derechos humanos por imponer el Estado la política familiar del hijo único; y también lo estáis violando con la persecución a los que reclaman libertad de expresión, libertad de culto, libertad de educación.

Sin embargo los negocios rusos, hindúes y japoneses prosperan en esa zona, en Manchuria. Occidente espera que sea a través de la mejora económica que caiga el muro de la intolerancia comunista en China. ¿Será eso verdad cuando los grandes “elefantes”, enriquecidos, entiendan que pueden permitir más libertad a sus súbditos porque ellos controlan desde sus “familias” la riqueza de China. ¿Se hará así una transfusión del poder del Partido al poder de esas familias? Y, esos ya nuevos ricos, todos miembros del Partido Comunista, ¿entenderán que esa transición será factible sin que pierdan el equilibrio que les permite hoy flotar arriba?

Siempre nos encontramos con el mismo problema cuando nos topamos con una organización socialista o comunista, les sobra gente. No saben gobernar mas que “un país simplificado”. Porque, aunque digan que chinos hay muchos, China continental tiene una densidad de población de 134 habitantes por kilómetro cuadrado, menos que Italia que tiene 192, aunque algo más que Portugal con 109. Y, si consideramos que la tierra tiene sólo una densidad de población de 42 no creo que haya que pensar que vivimos en un “seiscientos”; simplemente que nos gusta vivir algo apretujados.

Frid.

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